Aarón
hermano mayor
de Moisés, fue el primer sumo sacerdote de la antigua ley y figura de primera
importancia en los contecimientos del Éxodo. Era hijo de Amram y Jocabed
del linaje levítico de Coat . Nació en Egipto tres años antes
que su hermano. Tomó por esposa a Elisabet, con la que tuvo
cuatro hijos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar
Asociado por
Dios a Moisés como intérprete o portavoz de éste a causa de su elocuencia, desempeñó esta misión tanto ante el pueblo
como en presencia de Faraón , haciendo, con su hermano, un
oficio análogo al de profeta. Bajo su dirección ejecutó
prodigios superiores a los magos egipcios.
Intervino en
la producción de las plagas con que Dios quebrantó la resistencia de
Faraón para que dejara libre a su pueblo, lo cual hizo exclamar a los
sabios egipcios: «El dedo de Dios está aquí». Acompañó a
Moisés, aunque no se le menciona expresamente más que en sus misiones ante
el soberano.
Un mes después
de la salida de Egipto, en el desierto de Sin, hubo de escuchar, junto con
su hermano, las murmuraciones del pueblo, al que apaciguaron con la
promesa del maná y de las codornices, viendo Aarón reforzada su autoridad,
mientras hablaba a la turba, con la aparición de la gloria de Jehová en
forma de nube. Por orden de Moisés conservó una urna llena
del maná, que colocó juntamente con las tablas de la Ley en el arca. Defensor de su hermano también con la oración, nos lo
encontramos sosteniendo los brazos de Moisés en alto hasta la puesta del
sol, durante la batalla librada por Josué contra los amalecitas en Refidim . En el banquete que el suegro de Moisés, Jetro, ofrece a los
ancianos para estrechar los lazos familiares con Israel aparece también
Aarón.
Tuvo el raro
privilegio de subir con Moisés al monte Sinaí, acompañado de sus hijos
Nadab y Abiú y de los setenta ancianos de Israel, y de ver a Dios sin
perder la vida, recibiendo el encargo, juntamente con Hur, de resolver las
dificultades que se pudiesen presentar durante la ausencia del dirigente
de Israel, que había de prolongarse durante cuarenta días y cuarenta
noches.
Aarón cedió
ante las presiones del pueblo, temeroso de que Moisés no regresara, e hizo
fabricar un becerro de oro que marchase al frente de la caravana. Con la
esperanza de disuadirlos, les pidió los pendientes de oro que llevaban en
las orejas, pero habiéndose desprendido todos de las joyas, Aarón las hizo
fundir, en un simulacro muy semejante a los que habían conocido en Egipto,
y el pueblo gritaba ante él: «He aquí tu Dios que te sacó de Egipto»,
mientras, se prepararon los enseres necesarios para un holocausto y
sacrificio a la mañana siguiente. Los cantos y las danzas
fueron interrumpidos por la llegada imprevista de Moisés, que, montando en
cólera, redujo el ídolo a cenizas y las arrojó al agua, que bebieron los
culpables.
Moisés
reprochó la conducta de su hermano Aarón por haber llevado al pueblo a
semejante ocasión de pecado, y hubiese perecido él mismo víctima de la
venganza de los sacerdotes, que pasaron a cuchillo a unos tres mil
hombres, de no haber intervenido el mismo Moisés en su favor. Las palabras
que dio como excusa de semejante proceder indican que obró por coacción
del pueblo, enceguecido en su rebeldía.
La casa
sacerdotal se designa con el nombre de «Casa de Aarón».
Su carácter careció de la firmeza y las dotes de dirigente de su hermano
Moisés, habiendo pecado juntamente con el pueblo, aunque supo humillarse y
reconocer su falta.
Dios usa a
quienes, habiendo pecado, se arrepienten y reconocen sus errores. Su vara
se guardó en el arca. Su sacerdocio es una sombra del
Sacerdocio de Cristo, que no termina, es eterno y perfecto.
A pesar de sus
flaquezas, fue un tipo de Cristo por haber sido llamado por Dios, y
ungido; por haber llevado sobre su pecho los nombres de las doce tribus y
por ser el intercesor del pueblo entrando en el santuario con la sangre
expiatoria en el día de la expiación.
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